Es el transporte, no de la nostalgia, sino la apuesta por el futuro, porque el tranvía -dijo- supone la mayor capacidad, la mayor rapidez, es el más puntual, no contamina, es muy eficiente desde el punto de vista de consumo energético, el más silencioso, el más barato y el más accesible, y es seguro, resumió Miguel Sebastián.
Miguel Sebastián calcula que las tres líneas de tranvías, presupuestadas en algo más de ochocientos millones de euros -incluida la instalación, las paradas y la compra de vehículos- podrían estar listas en menos de un año al mismo precio de un billete de metro o autobús; se construirían prácticamente las tres a la vez y al final, la gestión sería pública y separada de la EMT.
En un tranvía, dijo Sebastián, caben 215 personas, las mismas que en 174 coches, o en tres autobuses; es el sistema más rápido para distancias inferiores a siete kilómetros -lleva una velocidad comercial de 20 kms./hora-, más incluso que el Metro.
Es el transporte de superficie más puntual porque garantiza una frecuencia real de 3 minutos en hora punta y tiene prioridad semafórica; el menos contaminante, ya que emite cero partículas al aire (frente a los más de ocho kilos de CO2 que sueltan los coches necesarios para transportar a la misma gente) y también es el que menos consume: la mitad que un autobús y 15 veces menos que un coche.
Su coste es tres veces menor que un cercanías, la vida media de sus vehículos es muy superior a la de los autobuses y precisa menos conductores
Además, indicó Miguel Sebastián, el tranvía crea ciudad y genera tejido urbano porque está demostrado que por donde pasa el tranvía crece el comercio, sube el empleo y se genera ciudad.
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