sábado, 4 de octubre de 2008

Mariposa de Otoño

La mariposa revolotea

y arde -con el sol- a veces.

Mancha volante y llamarada,

ahora se queda parada

sobre una hoja que la mece.

Me decían: -No tienes nada.

No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada.

Y pasó el tiempo de las mieles.

Hoy una mano de congoja

llena de otoño el horizonte.

Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: -No tienes nada.

No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas.

El sol, ahora,

convalece.

Todo se va en la vida, amigos.

Se va o perece.

Se va la mano que te induce.

Se va o perece.

Se va la rosa que desates.

También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.

Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.

El sol, ahora, convalece.

Su lengua tibia me rodea.

También me dice: -Te parece.

La mariposa revolotea,

revolotea,

y desaparece.

Pablo Neruda

2 comentarios:

Mariaje dijo...

Te ha quedado muy bonita la nueva imagen, enhorabuena compañero.
un abrazo.

VICTOR dijo...

Muchas Gracias ,Mariaje
Un abrazo

Diario de un internauta